El gladiador de la antigua Roma blandía su espada para oponerse a un par o a las fieras que le arrojaban en el circo romano. La destreza que pudiera llegar a tener era la que definiría si iba a seguir o no con vida luego de ese día.
Lejos de poner su vida en juego como aquellos antiguos luchadores, el baterista argentino José Luis Guerrisi hace gala de sus palillos a modo de moderna espada, para hacerse lugar entre los bateristas más prestigiosos del ámbito cristiano de Latinoamérica.
Ya desde los 11 años, José Luis mostraba su destreza detrás de los cascos de la batería. Un par de años más tarde, tuvo su primer set y aún en su adolescencia, cuando tenía 16, entró oficialmente a un estudio de grabación para grabar unas sesiones para una banda llamada Templos.
Aquellos inicios fueron un sueño para José Luis, que los recuerda de esta forma:
Tuve la bendición desde muy pequeño de involucrarme con gente mayor a mí y, obviamente, esa experiencia me dio una madurez musical muy temprana. Recuerdo que cuando mis amigos salían a jugar a la pelota o al cine yo prefería pasar tiempo con mi instrumento porque desde muy pequeño entendí que quería hacer esto toda mi vida.
Hay amigos que marcaron un antes y un después en mi vida dándome la oportunidad de crecer musicalmente a la par de ellos. Me hacían escuchar música que jamás había escuchado y descubrir la mutación de la batería en los diferentes géneros musicales.
A mis 13 años o 14 mi papá me llevó a Capital Federal, a una academia de bateristas. Fui súper ilusionado y el profesor me rechazó diciendo que él no tenía una guardería, y que tomaba alumnos de 18 años en adelante. Mi papá insistía con que me diera la oportunidad, que no lo haría perder su tiempo, pero no fue as. Con tan sólo 13 o 14 años me cerraron las puertas de mis sueños.
Desde ahí aprendí a meterme por la ventana (risas). Desde ese momento me prometí a mí mismo ser lo mejor que pueda para honrar a mis viejos que siempre me apoyaron en todo y tener bien en claro que no importa cómo lo logre, debía ser bueno en lo que hacía.
La carrera de José Luis prosiguió de manera notable, llegando a convertirse en uno de los bateristas más solicitados para grabar en álbumes de artistas cristianos de la Argentina. Templo, Año Cero, Xtasis, 180 Grados, y La Banda de Elías, entre muchísimas otras, tuvieron a Guerrisi detrás de bombos y platillos. Su popularidad no tardó en dispararse al resto de América Latina, por lo cual fue convocado por otros cantantes de Brasil, Paraguay, Belice y México, quedándose finalmente en Guatemala, donde tuvo una prolífica carrera acompañando a una decena de artistas de ese país.
Inicios del 2008 me habla Elías Alvarez (LBE) y me cuenta que hay una posibilidad de viajar a Centroamérica para trabajar con Palabra en Acción, una de las iglesias más reconocidas de Guatemala en los años ’80 y ‘90 por disparar la carrera del salmista Juan Carlos Alvarado. Yo estaba en un proceso difícil y de replanteo cuando llega esta propuesta.
Ya había tocado con muchas bandas del ámbito cristiano. Sólo me faltaba tocar con Puerto Seguro y Rescate. Es más, en un concierto me crucé con un gran amigo y me dijo “¿Qué hacés, Pepe Luis? ¿Con quién tocás hoy? Sos como el Negro Walter Albornoz, pero de la batería. Te veo en todos lados, jajajajaja”.
A ver, no es que era un showman o un mega virtuoso, simplemente tocaba lo que estaba grabado en el disco de manera sólida y me sabía a la perfección la canción. Recuerdo que Sebastián (sonidista de Xtasys) cuando terminó mi primer ensayo con la banda, le dijo a Héctor Portillo: “Es la primera vez que escucho a un batero tocar las canciones del disco tal como son”, pero yo me decía por dentro: “Ok, ¿qué más hay en Argentina para mí?”
Sin dudarlo le dije a Elías “Sí”. Me preguntó si no lo quería pensar, o hablarlo con alguien. Volví a responder: “Elías, sí, vámonos”.
Me adapté súper bien a las costumbres guatemaltecas y empecé a viajar mucho a México, Colombia, Venezuela, El Salvador y Nicaragua.
Hice muchos amigos y hermanos de aventuras y hace 13 años que estoy dando vueltas sin parar.
Una década después de estar viviendo en Centroamérica, José Luis se encuentra en el umbral de una nueva etapa en Guatemala, tras participar en numerosos eventos patrocinados por las grandes marcas de baterías y accesorios.
En el año 2010 empiezo una nueva etapa, representando a Domisol y Preludio Musical, empresa guatemalteca que se dedica a la venta directa y mayorista de instrumentos musicales audios y accesorios.
Jorge Labayen, CEO de Domisol y Antonio Barrios, representante de Artistas Domisol, me dieron la oportunidad de crecer dentro de la empresa en dos sentidos. Primero, adoptándome como uno de sus artistas cuando en Guatemala no estaba tan de moda esto de los sponsors. Y luego, siendo ese puente para llegar a ser patrocinado por grandes marcas que me apoyan como Mapex, Sabian, Evans, Promark.
Pero el sueño fue tan grande que en 2016 llegué a diseñar 3 platillos junto a los artesanos de Sabian, Cymbals y mi propia serie de palillos, Promark Signature JLG, que están disponibles en Guatemala, Honduras y Nicaragua.
En 2011 fui el Ingeniero de Mezcla del Sabian Day Guatemala, donde participaron Dom Famularo y Virgil Donatti. Fue una experiencia increíble. Y quién diría que en el 2016 me tocaría estar arriba de la tarima participando del Sabian Day Guatemala, exponiendo junto a grandes amigos que admiro -Dom Famularo, Todd Sucherman y Leonel Hernández-. Son esas experiencias inolvidables donde ves que Dios es Fiel en todo momento.
Y así, este “gladiador de los palillos” se dispone a dar una nueva batalla. No con personas ni con tigres, sino consigo mismo, superándose a cada paso y demostrando que lo suyo no es casual. Que hay trabajo, entrenamiento, compromiso y por sobre todo, un amor incondicional a quien le dio ese talento: Dios.
Entrevista: Damián Sileo